La Economía Bimonetaria y el Fallo de la Política Económica

El primer problema que se presenta en esta nueva economía con dos (o más) monedas es que el bolívar se hace exógeno, lo que Blanchard y Fischer definen como superneutralidad del dinero, tal es el caso del bolívar en la economía venezolana. Esto no es menor (mucho menos para el Gobierno) pues en la práctica el bolívar sigue existiendo básicamente porque es de uso forzoso para pago de impuestos o facturas que son exigidas por ley a pagar en bolívares. Pero en realidad nadie desea atesorar y mantener acervo en moneda nacional pues como expliqué en el anterior artículo, la confianza ya está totalmente rota, tendiendo de este modo su demanda a cero. La única demanda sobre la moneda nacional es de tipo transaccional y temporal, pero casi de inmediato se convierte o bien a dólares, o bien a mercancías que finalmente se venderán a precio en dólares (eso que se ha popularizado en el mercado y comercios venezolanos como REF.).

Esto genera ineludible pérdida de eficacia de la política económica del gobierno (del actual o de cualquier otro), es decir, la política fiscal y monetaria se hacen inútiles desde el punto de vista de estimular la actividad económica y la producción, toda expansión (o recorte) nominal estimula y afecta los precios (incluido por supuesto el tipo de cambio), es decir los efectos los acumula la inflación elevadísima que ya de por sí tenemos (inflación inercial).

Esto nos deja un escenario bastante claro, que a cualquier cambio o perturbación del mercado monetario, el mercado cambiario responde ágilmente (con bastante elasticidad de ajuste) y la tendencia del precio del dólar al alza, pues en un mercado donde la demanda de alguna cosa tiende a cero, contra la de alguna otra que tiende a infinito, se hace evidente que el precio de esta última es creciente indefinidamente, es decir, la depreciación del bolívar es inherente a su propia existencia bajo las expectativas actuales. Sin embargo, la velocidad de ajuste del tipo de cambio no sigue necesariamente el ritmo de la inflación (aumento del nivel general de precios en Bs.) pudiendo ocurrir retardos intertemporales entre el precio del dólar y el del bolívar.

Dicho de forma clara, puede la inflación seguir su curso depreciando el bolívar sin que al mismo tiempo exacto esté subiendo el tipo de cambio, tal desfase o rezago entre la inflación inercial (y esperada) y el tipo de cambio, da lugar a un diferencial que es recogido por los precios de las mercancías también en dólares (en especial la de alimentos), apareciendo así el fenómeno de la mal llamada “inflación en dólares”. Señalo mal llamada, porque esto no es más que un cambio en los precios relativos debido a la inconsistencia intertemporal del mercado cambiario del resto de mercados de la economía, y del propio mercado monetario. Así, mientras el precio de la carne o los carros en dólares puede incrementar de un año a otro, el precio de las viviendas, del combustible o del trabajo (sueldos y salarios) pueden estar cayendo en términos reales.

En definitiva, estas distorsiones del mercado y los precios relativos son causadas por el mantenimiento de la moneda nacional sin haber realizado reforma monetaria alguna (quitarle ceros a la moneda no lo es) y un verdadero cambio de fondo que permita modificar las expectativas del público y la estructura del mercado de nuestra golpeada economía, que si bien fue socorrida por el dólar de su etapa terminal y le permitió una recuperación y mejora relativa, aún hoy se encuentra en cuidados intensivos con altos problemas de paralización de la actividad y producción, alta informalización del sector comercial, agropecuario e industrial, baja recaudación por alta corrupción en el erario público y prácticamente ausencia del crédito y dinamismo de la inversión. El problema resulta en que el remedio de la política económica (Fiscal y Monetaria) poco parece ayudar pues todo intento de aplicación de la misma apuntala el tipo de cambio y profundiza la dolarización de la economía, tal como lo señalara recientemente el Profesor Luis Zambrano Sequín.

Esta dinámica de la economía ya fue advertida por los economistas clásicos en el siglo XIX: en una economía con dos monedas, la mala siempre acaba contaminando a la buena. Es por esto y todos los argumentos antes expuestos que puedo y estoy en condiciones de decir con propiedad que los males que aún hoy aquejan a nuestra economía pasan por el hecho de sostener el bolívar en el sistema. 

Es así como lo demuestra la implementación del Impuesto a las Grandes Transacciones Financieras (IGTF) en dólares. Esta política en su intento de estimular una demanda ficticia de bolívares, no solo no consiguió aumentar la demanda de dinero, sino que por el contrario perturbó el mercado creando desconfianza y disminuyendo aún más la demanda y con ello la estabilidad en el primer semestre del año 2022 del tipo de cambio. Para el momento de entrada en vigencia del IGTF el tipo de cambio se situaba alrededor de 5 bs/$, unos 5 meses más tarde, el tipo de cambio comenzó a resentir la rápida caída de la demanda de Bs, que, sumado a la expansión de la base monetaria, el mercado reaccionó rápidamente en una importante alza del dólar que ha continuado su curso en 2023, hasta situarse en la actualidad alrededor de los 29bs/$ (para la fecha de publicación del presente artículo), es decir un aumento aproximado de 600%, en poco más de un año.

Esto contrasta claramente con la evolución del tipo de cambio del año anterior a la aplicación del IGTF. Para marzo del año 2021 el tipo de cambio era 1.9 bs/$ (en bolívares digitales, aplicando la reconversión de octubre del mismo año). El cual, para marzo de 2022, momento en el que se aplica la política, se situaba sobre los 5bs/$, es decir, una depreciación acumulada aproximada de 260%, menos de la mitad, para el mismo periodo del año siguiente.

Este mismo análisis cabe para la recién implementación de nuevos aranceles a las importaciones y sus resultados en términos cambiarios y de precios. Queda de manifiesto pues que la moneda nacional se hizo exógena, y el dólar se hizo endógeno en la economía venezolana. En este escenario, las reformas monetaria y fiscal son de imperiosa necesidad para el país, sobre todo que avizoren recuperar y reactivar el mercado de crédito y de financiamiento, hoy nulo en nuestra economía y sin el cual se hace muy pequeño el espacio de crecimiento del resto de sectores de la economía.

Econ. Adalberto Alvarado

Profesor FACES-ULA

23-07-23 (8)